lunes, 3 de marzo de 2014

Calaveras.

Poesía y sátira, escultura y dibujo.

El festejo a los muertos en México llega a parecer oscuro en la forma en que, en lugar de recordar con tristeza y oscuridad, es una fiesta colorida. Hay a quienes les parece atrevido, pero en ese tiempo se olvida el terror a morir y en cambio se hace burla de la muerte.
Una de las tradiciones que se hacen presentes son las Calaveras o Calaveritas (no se confundan con las calaveras de dulce), una pieza literaria en que se hace gala de las habilidades poéticas mientras que se hace burla o sátira de la situación actual de una persona que se haya distinguido por actitudes extrañas, o para remarcar los errores de las figuras públicas, aunque en muy raras ocasiones se realizan para regalarse a miembros de la familia.

Este elemento es tan esencial que el gobierno, las instituciones educativas y los grupos culturales realizan concursos en los que ganan las más ingeniosas, siempre que no pierdan el sentido poético fundamental de las Calaveras. En algunos periodos han sido prohibidas por su cáustico sentido del humor y por remarcar las faltas de los gobernantes en turno.



Los elementos que distinguen a una calavera de otros tipos de versos poéticos son, entre otros:

  • Se dirigen a una persona, un grupo de personas o una institución.
  • Se escriben formando una historia, contando cómo morirá el personaje en cuestión, o cómo burlará a la muerte.
  • Describe entre las causas de la muerte alguna de las actitudes o actividades más notorias del personaje.
  • Se menciona a la muerte como a un ente corporal, a quien se nombra, entre otras formas, la flaca, la huesuda, la calaca, la catrina (de ella hablaré más adelante), o simplemente la muerte.
  • Contiene versos del mismo número de sílabas, variando entre 8 a 12.
  • Se escriben también en forma de epitafio, en un sentido burlesco.
  • Se acompañan de una pequeña imagen esquelética del personaje en cuestión (frecuentemente).
Los diarios que se publican el día 2 de noviembre, generalmente contienen una o dos páginas llenas de calaveras dirigidas a políticos, artistas y personajes famosos.
Una calaverita dirigida a mí, como ejemplo, sería así (conste que la hice yo mismo):

Cortando papel estaba
peevote aquel otro día
cuando la flaca llegaba
a arruinarle su alegría.
"Hoy te irás conmigo, niño,"
decía la muerte ufana,
"porque toda la mañana
he querido hablar contigo,
pues para este Quisquilloso
haz puesto más calabazas
que retratos de mi rostro."
Pero era tarde para ella,
porque el alma de peevote,
al entrar a la revista,
con una pequeña firma,
ahora había perdido.

La catrina.

En los últimos años del régimen porfirista (un periodo semi-dictatorial en México), durante la Revolución Mexicana, un caricaturista, José Guadalupe Posada, dedicó una calverita a las "garbanceras". Con ese nombre se llamaba a las vendedoras de garbanzos, que en ese tiempo pretendían tener origen europeo, principalmente francés, a pesar de sus fuertes rasgos autóctonos.

La caricatura consiste en un esqueleto desnudo, adornado solamente con un sombrero ricamente decorado, haciendo con ello la crítica de que aún siendo pobres, querían aparentar un estilo de vida que no era propio por lo costoso de mantenerlo.

El pintor Diego Rivera la pintó en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, donde la retrata acompañando a su creador, Posada, junto a una versión infantil del propio Diego, con Frida Kahlo detrás de ellos.

El pintor la bautiza como La Catrina, término despectivo con que se designa a quienes gozan de un status superior, es decir, una mujer adinerada (catrín es la versión masculina), y desde entonces se populariza con ese nombre, convirtiéndose en el símbolo más importante del día de muertos, al grado de que su imagen se ha reproducido incluso en trajes típicos para concursos de belleza. Además, durante las celebraciones del día de muertos, en algunos lugares, se celebran representaciones en las que La Catrina es un personaje fundamental, y la encargada de vestirse de catrina recita versos o da consejos en torno al día de muertos.

Las calaveras de Posada, porque no solamente hizo a la catrina, han servido también de inspiración para los cartoneros, quienes realizan esculturas en forma de esqueletos en la técnica de cartonería, una técnica similar al papel maché. En los mercados del centro del país pueden encontrarse muchos esqueletos de cartón para decorar las casas, o como un elemento decorativo para añadir a las ofrendas o altares de muertos.
¿Qué más falta?
Durante los festejos del día de muertos es común encontrar a los grupos de ballet folclórico presentándose maquillados cuales esqueletos, amenizando en verbenas populares, acompañados de grupos musicales que presentan piezas de música regional.

La fiesta de día de muertos es más que una forma de honrar a los muertos una celebración de la vida, y un recordatorio de que el final lógico será la muerte. Con la alegría de la fiesta se hace también un llamado a que, al morir deseamos que nuestra familia no se hunda en la tristeza sino que siga adelante.

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