Tradición mexicana.
Después de un gran descanso, me paso por acá para poner un pequeño flash cultural sobre una de las tradiciones mexicanas más famosas. Puede ser que se me ocurra hacer más de una entrega, porque la tradición de por sí es antigua, y varía en algunas cosas dependiendo de la región del país, porque no se hacen las mismas cosas en la región desértica que en la zona costera, aunque en esencia los elementos permanecen casi en su totalidad.
Primero, las culturas prehispánicas / precolombinas (el término lo manejamos desde que estamos en la primaria, y con el en latinoamérica se agrupan a las culturas que existieron antes de la llegada de colón y la conquista española, además de que con eso se hace diferencia de las culturas que nacieron después, y las que aún existen en toda la región), eran culturas politeístas, y naturalmente veneraban a uno o más dioses de la muerte, y podían existir deidades por cada tipo de muerte o sus circunstancias, aunque estas últimas eran veneradas en regiones distintas, de forma local.
No entraré en detalles para no hacer muy larga esta entrada (y para reservar algunos datos interesantes para otras entregas), pero debemos destacar que, principalmente, las costumbres actuales que se observan durante las celebraciones del día de muertos provienen de la cultura dominante: la azteca. En ella se hacía una celebración a los muertos al finalizar las cosechas del maíz, durante la primera luna llena del mes de noviembre (en su equivalente según el calendario local), porque creían que el dios de la muerte autorizaba a los difuntos a regresar a compartir con sus parientes vivos los frutos de la tierra.
Los parientes vivos llevaban alimentos y bebidas a la urna en que se encontraban los restos del difunto para atraerlo, y guiaban su camino con la aromática flor de cempazúchitl (cempoalxotchil significa "veinte flores"), que por su color se relacionaba con la luz del sol. Deshojaban la flor haciendo un camino rumbo al templo para que el espíritu del difunto regresara al Mictlán, tierra de los muertos.
Al llegar los conquistadores junto con los misioneros católicos, sucedió una mezcla cultural semejante a la que ocurrió en las regiones celtas: las costumbres locales se dejaron casi intactas pero se les dió un sentido más relacionado a las tradiciones católicas, modificando casi por completo el origen y sentido de la celebración original.
Al no existir más templos al dios de la muerte, los misioneros crearon con ello las ofrendas o altares de muertos, los cuales actualmente pueden observarse en la mayoría de los hogares católicos, iglesias, escuelas, plazas públicas y oficinas de gobierno, incentivado porque se celebran convocatorias y se premian a los altares más impresionantes siempre que observen las características de la región a la que representan y otorguen una explicación completa y coherente de los elementos del altar/ofrenda.
El altar de muertos consiste en una mesa o banco, e incluso de un sistema de gradas en un número específico de niveles, en que se distribuyen diversos elementos tradicionales. En la mayoría de los altares modernos se pueden encontrar los siguientes elementos, agregando algunos otros según la región o estado de la república en que se realizan:
-Flores
de cempazúchitl: se relacionan con el color del sol, y se cree que su
aroma característico ayuda a guiar a los muertos al camino en que se
encuentran esperándolo sus familiares para compartir los alimentos.
-Papel picado: piezas de papel de china/papel de seda, recortados artísticamente, que representan el elemento aire, y con el colorido recuerdan que la ocasión es de celebración por el regreso de los espíritus de los difuntos.
-Sal: se realiza un camino con sal, serrín fino de madera y/o cal (óxido de calcio, usado comunmente en los procesos iniciales de preparación del nixtamal, base para preparar las tortillas), frecuentemente coloreado y formando figuras distintas, represenando el elemento tierra, y el camino de penitencia que debe recorrer un alma en el purgatorio (esto fue parte de la modificación católica). La sal purifica el alma en pena.
-Vaso de agua: representa el elemento agua, y además se deposita para que el espíritu reciba descanso.
-Velas y veladoras: representan el elemento fuego, y se colocan a la orilla del camino para guiar el alma del difunto, además de que se colocan en los niveles del altar para iluminar su camino al cielo.
-Alimentos y bebidas: se depositan principalmente alimentos tradicionales, y se colocan los favoritos en vida del difunto.
-Fotografía o cuadro del difunto: para indicar a quién se dedica la ofrenda. Generalmente se coloca en el punto más alto de la ofrenda.
-Arco: propio de las regiones centrales del país. Representa la entrada al paraíso, después de que el alma pasó por todo el camino de penitencia.
-Pan de muerto: pan dulce redondo, con figuras en forma de lágrimas o de huesos (en la región central, actualmente se encuentra en la mayoría de los altares del país), o en forma de muñeco con los brazos cruzados, algunas veces bañado de azúcar coloreada de rojo.
Los días de muertos son dos: el 1 de noviembre se dedica a los niños, y el 2 de noviembre se dedica a los adultos. Las familias visitan el cementerio, limpian y decoran los nichos, criptas o sepulturas con flores, dedican una oración, y en algunas regiones velan al difunto durante la noche, con cantos y llevando alimentos y bebidas.
Ahora que el texto se ha extendido, reservo una siguiente entrega para hablar de otros elementos tradicionales de los días de muertos. ¿Cómo recuerdan/celebran a sus difuntos en su país/región? Me encantaría verlo en los comentarios.
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